Microentrada actual

Cambio en criterio de los juegos flash del mes.
16/03/2024

Tenía una vieja norma de no reseñar juegos flash de varias partes en mis entradas de juegos flash del mes.

Pero en vista que eso me ha llevado a que varios juegos flash que me encantan aun no han sido reseñados en todos estos años y falta de recámara, voy a abolir esa norma comenzando con este mes.


Más microentradas

Microentradas antiguas

lunes, 19 de diciembre de 2016

En la mesa, ¿dónde va el móvil?

Se acercan las Navidades, y con ellas las cenas de empresa, las notas, los regalos, las reuniones familiares, las discusiones familiares; la lotería de Navidad, el acordarse que de pequeña siempre veía la lotería porque ese día ya era de vacaciones y maldecir en todo porque ahora no, los anuncios interminables de Navidad, los anuncios repelentes de juguetes de las mañanas y subrealistas con toques psicodélicos de colonias de las noches, los anuncios hijoputas de Navidad, el anuncio del turrón de Suchard y del champán del Freixenet, y toda la parnafernalia diversa, que como tenga que mencionarla toda no es que llene toda la entrada con una enumeración infumable, es que directamente me dan las uvas (literalmente en este caso).

Aprovecho para recomendar leer esta entrada con el estómago lleno,
debido a la gran cantidad de imágenes con comida que aparece en ellas.

El caso, es que como con todo, el móvil también ha decidido hacerse un hueco en las cenas navideñas. Sí, ese cacharrito que se ideó originariamente para poner estar comunicado en cualquier sitio por si te sucedía una emergencia, y que en la práctica solo tenía cobertura en las cuidades, por lo que eso de "poder estar comunicado en cualquier sitio" pues como que no. Sí, ese cacharrito que comenzó con tamaño ladrillo, pero ladrillo de los gordos-gordos, de esos que tenías que llevar el maletín para cargarlo como si fueran fajos de billetes, y que comenzó su escalada a la miniaturización... hasta que se descubrió que el móvil podría servir para muchas cosas además de llamar, en especial para una en particular, y comenzó su proceso de involución acelerado.

Esta gráfica muestra el preciso instante en el que se descubrió ese hecho clave,
que cambiaría el mundo de los móviles.


Oh, bueno. Por lo menos ha adelgazado, tomando como modelo las pasarelas o los zombies que durante tantísimos años han petado todas las formas de entretenimiento. Lo cual lo convierte en un arma muy peligrosa. La gente teme que, de aquí a unos años, pueda morir porque se le caiga un Samsung Galaxy 20 encima. Yo más bien que me partan en 2 con uno de esos. Quiero decir, ¡¿alguien se ha percatado de lo condenadamente finos que se están volviendo esos cacharros?! Sí, ya no parecerán cucarachas con teclas, pero como sigan esa tendencia, dentro de poco bastará ponerles un palo para poder causar el caos y la masacre a placer por el centro de cualquier cuidad.

Este es el aspecto del meme dentro de unos años.

Pero en fin, dejemos la ciencia ficción, que esta entrada es de actualidad, no de futuro (aunque sea inminente, porque de todos es sabido que ni los caterpies evolucionan tan rápido), y es referente a la pregunta del título de la entrada, que transcribo aquí para que nadie tenga que volver a subir arriba de la entrada: "En la mesa, ¿dónde va el móvil?"


Como os podéis imaginar, muchos estudios han salido de tal dilema, dilema solo comparable a tener que ir a casa de los parientes en Nochebuena/Nochevieja/Día de Reyes, encontrarte el único sitio libre existente en 5 manzanas a la redonda, y de repente un fitipaldi aparecer de la nada y meterte en dicho hueco delante de tus narices.

Pero, lo primero, ¿por qué es tan importante la localización del móvil encima de la mesa? La respuesta es sencilla: eso de, mientras se come, sacar algo del bolsillo, poner a sobarlo a 2 manos como a hurtadillas debajo de la mesa, como si se estuviera en clase con el profesor haciendo la vista gordísima porque ya le tenéis quemado, para luego guardarlo; y así repetir hasta el infinito, pues como que no queda muy bonito. Además, que en caso de que se presente esa situación fotogénica, esa instantánea idónea para incrementar el número de visitas de la red social que sea; entre que sacamos y no sacamos, preparamos y no preparamos el móvil, lo más seguro es que ya se haya pasado el momento. Por tanto, se hace prioritario definir un lugar adecuado en la mesa a tan maravilloso y adictivo aparatito.

Y encima nos creemos que no se nota.
Al igual que cuando estamos en nuestro mundo en medio de clase.

Muchos expertos coinciden que el lugar adecuado para el móvil en la mesa es a la derecha, junto a las cucharas soperas, los cuchillos y la servilleta. El motivo es sencillo: como la mayoría de la gente es diestra y, por tanto, tiene mejor movilidad con la mano de ese lado (lo que es equivalente a decir que la mayoría de la gente es manca con la mano izquierda, pero manca con avaricia nivel novato recién estrenado en un multijugador usando el ordenador del abuelo, que les mandas abrir un mosquetón y antes se partes todas las uñas que lograr siguiera cogerlo bien), lo más lógico es que el móvil se encuentre en dicha zona, para poder encender y acceder a los contenidos del ¿"aparatito"? ¿"aparatazo"? con más comodidad y rapidez. Sí, a los zurdos y ambidextros como siempre que les den.

Ejemplo visual de cómo sería el móvil a la derecha del plato.

Otros por contra, tiran por una posición diametralmente opuesta, que es que el móvil debe estar ubicado a la izquierda del comensal, junto a toda la colección de tenedores. El motivo principal (además de que hay el doble de hueco, ya que obviamente no es lo mismo tener toda la colección de tenedores que tener toda la colección de cucharas Y cuchillos), es que el móvil es tan, tan sencillo de usar (estudios de futuro afirman que hasta los zombies serían capaz de usarlos, ahí es nada), que, a pesar de ser mancos con la izquierda, seríamos capaz de operar el dispositivo tecnológico con facilidad, mientras que empleamos la derecha para seguir comiendo. Argumentan que aquí el orden de los factores sí que altera el producto, ya que intentar manejar el móvil con la izquierda y comer con la derecha tiene como habitual resultado estadístico el éxito en ambas tareas, mientras que la inversa, comer con la izquierda mientras manejamos el móvil con la derecha, tiene como principal resultado terminar tirando por encima del comensal lo que quisiera que intentase comer, con altas probabilidades de terminar esos fragmentos de vianda en la mesa y/o encima del móvil, con el riesgo que eso conlleva para la salud artificial de la máquina en cuestión.

Ejemplo visual del móvil a la izquierda.

Hay una tercera corriente, que afirma que tiene estudios que demuestran que, la mejor ubicación, sin lugar a dudas, es entre la copa y el plato, apoyada en la primera. Además de permitir dar un uso adecuado como apoyamóviles a ese vaso de agua que siempre nos encasquetan y que casi nunca tomamos, la posición del móvil, prácticamente en vertical en contra de en horizontal como en el resto de los casos, hace más sencillo tanto su manejo como el ver lo que quiera que estemos viendo. Hay gente que discute que ese es un lugar muy peligroso para el aparato, ya que en un descuido puede caerse o caerle líquido encima, a lo cual sus ideadores defienden que eso puede pasar también si se localiza el móvil en los laterales, con el agravante que, en caso de que se despiste el dueño, puede terminar encima de la pantalla cualquier cubierto mal dejando por el usuario del móvil, lleno de restos de comida y babas.

Ejemplo del móvil delante de los vasos.

Debido a este dilema, y queriendo dar punto y final a este asunto, se decidió emprender un estudio sobre el caso, que debido a que estamos dónde estamos y somos todos estudiantes, de milagro que lo hicimos de gratis y no tuvimos encima que pagar por ello. Como todas las opciones tenían sus propios pros y contras. El objetivo del estudio era valorar las bondades y problemas de cada opción, maximizando las primeras y minimizando las segundas, y sacar el frente de Pareto adecuado para así poder determinar cuál de estas opciones era la más óptima. O, en su defecto, idear una nueva solución a la ecuación que tuviese mejores valores que las alternativas arriba expuestas.

Reempleo de imágenes, que estamos de recortes.

Así pues, después de estar trabajando arduamente en los momentos en que me dejaban los trabajos y los estudios (y luego que los estudiantes tenemos buena vida, a mí que me presenten al que dijo eso), se obtuvieron unos resultados de lo más contundentes. Resulta que, en realidad, ninguna de las 3 opciones anteriores eran capaces de destacar por una adecuada relación entre los parámetros ventajosos y los desventajosos. Pero dicha investigación no ha sido en vano, ya que se ha podido descubrir la posición adecuada del móvil en la mesa, la posición que maximiza todas las variables ventajosas.

Así pues, la localización adecuada del móvil es:

El Centro de la Mesa.

(No, no se me ha pirado la chaveta, gracias).

Así es, el centro absoluto de la mesa. Exactamente el procedimiento es cómo sigue:
  • Se dejan todos los móviles en el centro de la mesa, juntitos, pero bien accesibles por sus dueños.
  • Se empieza a comer.
  • El primero que toque el móvil para algo, invita a la cena. 
  • El segundo, invita a la cena y a las copas.
  • Si alguno más toca el móvil, se reparten los gastos.
  • Al terminar, todos los que no hayan tocado el móvil no pagan nada.
  • Si nadie toca el móvil, la cena y las copas van a escote.
Otro ejemplo visual del método propuesto.

Por este procedimiento tan sencillo se logra maximizar las relaciones interpersonales, las situaciones que todos recordamos, a la vez que se logran minimizar los silencios incómodos y las broncas relativas al móvil, mientras que la variable de bronca familiar se mantiene imperturbable, ya que de todos es sabido que lograr evitar eso es solo comparable al del pivote rojo de la consola portátil cuando estás en plena pelea contra el jefe más chungo del juego (luego no puedes guardar) y el cargador por supuesto no aparece. Y no por el dilema de ver que vas a perder todo el progreso, sino por el hecho de que alguien sea capaz de percatarse de qué color está el chivato de la batería mientras está en pleno clímax de darse de ostias contra el enemigo más jodido del juego, es simplemente material del bueno de 4º Milenio. Además, se reducen a 0 las probabilidades de daños al móvil por accidentes ocurridos en la mesa durante la cena. Por no hablar, de poder salir de ahí bien comido sin haber pagado un duro gracias a nuestro pariente yonki del móvil.

Creo que es obvio, pero por si acaso,
se recomienda encarecidamente quitar cualquier plato que haya en ese momento en el centro de la mesa
antes de dejar los móviles.

Bueno, pues aquí concluye este proyecto de investigación, y recordad: el móvil, al centro; el que lo toque antes de los postres, paga cuenta.

4 comentarios:

  1. Interesante estudio psico-social y propuesta, que duda cabe.
    Por mi parte he adoptado una ancestras técnica aprendida en uno de mis innumerables viajes a la dimensión J-224, ellos lo llaman dejar el movil lejos de donde se come, pero también he conocido individuos que lo llaman aparcar el cacharro fuera de mi vista.

    En mi caso, suelo prestarle la mayor importancia posible a lo que me entra por el gaznate, es un momento mágico que me trasporta a un estado de paz y saciedad emocional y física casi plena. Así que no me hace falta para nada el dispositivo.

    Que pases unas muy buenas fiestas (aun estudiando y trabajando) Fénix!!!
    PD: El tema de afilar los móviles también me preocupa, en nada podrán lanzarse como estrellas ninja y tengamos en cuenta que somos muchos los que los llevamos casi siempre en la mano POR LO QUE LA ALERTA SOCIAL ES INMINENTE!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien, entonces eres de los míos: yo también prefiero centrarme en la comida, uno de los mayores placeres de la vida, que en el móvil; el cual suelo dejar abandonado en el bolso en modo silencio, para evitar cualquier tipo de incordio.

      ¡Gracias! ¡Felices fiestas a ti también!

      P.D.: Lo único que nos queda es esperar que a la gente le pueda más el temor de partir la pantalla cada vez más débil de su cacharrito hipercaro, que la vena psicópata. Que si no, estamos listos.

      Eliminar
  2. Yo en dónde siempre: en el bolso. Yo no soy una enferma del móvil xD
    Y me saca de quicio cuando quedo con alguien o voy a algún sitio y está todo quisqui con el móvil.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entonces eres como yo: en el bolso, y en silencio el 99% de las veces. La verdad es que solo lo uso para el wassap (por trabajos o para mantener contacto con gente lejana) y para matar el tiempo con juegos en esperas de cualquier tipo.

      Eliminar