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lunes, 14 de marzo de 2016

La luz UV y las campanas de flujo laminar

La luz ultravioleta de las campanas de flujo laminar: uno de los mayores mayores misterios de los alumnos de ciencias biológicas que trabajan in vitro. Pero como soy perfectamente consciente de que la gran mayoría de los lectores del blog no deben tener ni idea de qué demonios se supone que es una campana de flujo laminar ya que no han oído esa expresión en la puta vida, considero conveniente el hacer primero una breve descripción de la misma, que os veo venir con idas de ollas raras relativas a campanas de iglesia, o a montruitos campana como Bronzong o Gagong.


Una imagen de la campana de flujo laminar. Apuesto a que no era en algo como esto lo que estabais pensando. La idea es crear un espacio estéril para poder más bien, trabajar sin riesgo (o con riesgo mínimo) de contaminaciones. La campana filtra el aire, y luego lo expulsa por la pared del fondo, directamente a la cara del operario. Esto evita que entren cuerpos extraños al interior de la campana que puedan contaminar nuestro material de trabajo (y, por ende, jodernos el experimento). Aunque antes de comenzar a usarla es recomendable primero limpiarla con etanol al 70% o al 96%, ya que nunca sabes lo que hizo el que iba delante tuya, o si era un cerdo de 2 patas. Que ya me ha pasado varias veces de echar etanol, limpiar, y salir el papel con un color asqueroso de porquería que he terminado dándole otra pasada. Respecto al aire directo a los ojos, la verdad es que no, no es molesto estar continuamente con un chorro de aire a la cara, aunque en caso de emplear mechero a veces te puede entrar modorra entre el aire y el calorcito.


... vale, hora de definir los mecheros que usamos. La verdad es que por su aspecto parece como si un mechero Bursen hubiera tenido un hijo con un quinqué de cristal. Un hijo enano, por cierto. Los mecheros que usamos no son más que un recipiente de cristal dónde está el alcohol y la mayor parte del cabo o mecha, un trozo de metal que cubre la apertura superior dónde se encuentra enganchada la mecha (y quien dice mecha, dice trozo de cuerda que sobró del disfraz del crío de carnavales o trozo de cordón de esas deportivas viejas que ya le daban vergüenza ajena hasta a tu abuela), y una tapa de plástico de rosca. Esa cosa se llena de alcohol, como un quinqué, se enciende la mecha, y se coloca al fondo de la campana, más o menos enfrente del operario según la importancia de la llama. Digamos que a nadie le apetece chamuscarse el flequillo. Más que nada, porque luego lo dejas todo con peste a socarrina de pluma de pollo y luego viene alguien preguntándote que si compartes. El objetivo del mechero es aumentar la esterilidad de la zona de trabajo, para disminuir el riesgo de contaminaciones. Que luego da lo mismo, y termina pasando que una placa que preparas en tu poyata y que intentas por todos los medios (menos el poner el dedo o la lengua) que se contamine sale perfecta (y por perfecta quiero decir con lo que tenía que salir, sin ningún elemento extraño extra), y luego plantas semillas de arabidopsis en placas, con todos los medios ya mencionados, y en una placa te sale un hongo en una esquinita. No, esta vez no es la exageración de turno para hacer gracia: ME HA PASADO.

Este cacharrito. Mechero de vidrio para alcohol.
Podéis jugar a buscar las semejanzas con lo que quiera que tuvierais en la cabeza.

Así pues, la campana de flujo laminar se emplea cuándo se quiere trabajar en condiciones de esterilidad porque no te apetece que se te contaminen las cosas. La campana tiene 3 botones: uno para activar/parar el flujo de aire, otro para encender la luz interna de la misma (porque es, digamos, un tanto incómodo el trabajar a oscuras), y otra para encender la luz ultravioleta. ¿Todo claro?

Perfecto.

Y ahora es cuándo enlazo con la primera frase que he puesto: en todas las carreras hay cuestiones existenciales que, si bien no tienen la categoría de las preguntas clásicas de "¿tiene sentido la vida?", "¿existe Dios?", "¿Por qué en España tenemos tan jodida mala suerte con los políticos?", hay otras que, para los alumnos, son tanto o más relevantes que esas. Por ejemplo, para los de matemáticas (y otras asignaturas dónde haya que resolver problemas), el por qué, si hay varias formas de hacer un problema, el profesor SIEMPRE pide en el examen el método más tedioso y fácil de equivocarse; para los físicos el por qué cojones hay ecuaciones sin solución que hay que aproximar de formas churrescas para poder usarlas (como la ecuación de Poisson-Boltzmann), a los de letras (y todos los demás) el sentido del análisis sintáctico de las palabras (me se la respuesta a esto: al parecer es para que se nos quede la estructura de las oraciones y que aprendamos a escribir), a todos lo que no somos de derecho, si la legislatura está realmente escrita en nuestro idioma; a los que trabajamos con la campana de flujo laminar, para qué cojones sirve el botoncito de la luz ultravioleta.

Simplemente, ¿POR QUÉ?

En efecto, ese es uno de los grandes misterios de la vida del estudiante. Le preguntas a cualquiera que te encuentres en el laboratorio, y lo más probable es que ponga cara de "ni puta idea, tío". Porque encima nunca nos lo explican: nos explican para que sirve el botoncito del flujo laminar, el de la luz, que siempre hay que encender algo, pero el de la UV o ni lo mencionan, o está roto pero no tiene importancia, o "bueno, eso apenas se usa, y lo mejor es que no lo toquéis porque os vais a quemar".Vamos, que parece que sea una lacra.

Es en ese momento cuándo comprendemos a Wheatley.
¿Por qué añadir cosas que luego no se quiere/no se pueden usar?

Sin embargo, yo recientemente he descubierto su uso (o, si tiene varios, al menos uno de ellos): esterilizar la campana, quemando a todo bicho viviente que tuviera la desgracia de haberse quedado dentro. La técnica es simple: se colocan las mamparas (porque quieres achicharrar los posibles contaminantes vivos que hay dentro, no a ti mismo o a cualquiera que tenga la desgracia de pasar por delante, se enciende la luz, y se espera. Tras unos 5 minutos se apaga, y ya puedes retirar mamparas y encender tanto el aire como la luz.

La verdad es que no sé de qué longitud de onda será la ultravioleta que emplean (recordemos que hay ultravioleta cercano, medio y lejano), pero dudo que sean los msimos rayos UVA que nos ponen morenos desde el primer momento en que cuando retiro las mamparas invariablemente sale de ahí un olor a  socarrina que te hace pensar: "no tengo ni idea de qué es lo que había ahí dentro, pero parece que ha sido atomizado". Ni que hubiera estado asando las plumas del pollo.


Así pues, misterio desvelado: la luz UV se enciende para asegurarse de que la campana queda estéril-estéril, muy útil cuando tienes algo de fácil contaminación.


(P.D.: quitando este extra, esta entrada me ha ocupado 2 páginas y un poquito en Word, con letra Calibri 11, 1.162 palabras, 6.455 caracteres con espacios, 9 párrafos y 101 líneas. Sí, una entrada corta marca de casa típica del blog).

4 comentarios:

  1. Si mal no recuerdo, el UV que se utilizaba para esterilizar eran los de tipo C o de onda corta, lo estuvimos revisando hace un tiempo por una conversación sobre la sintetización de la vitamina D.

    En mi ámbito yo di bioética en la carrera y todos nos quedamos con la misma sensación, una pérdida de tiempo bastante gorda. Como del mismo modo la explicación de técnicas arcaicas y en total desuso por haber encontrado contraindicaciones u otras más efectivas y rentables. En fin, cosas del programa de estudios...

    Muy buena fénix, se echaban de menos tus entradas científicas con toque humorístico!

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    1. Gracias por el dato. Me imaginaba que serían de ese tipo, ya que son los más agresivos y, por ende, los más adecuados para matar microbios, pero nunca nos habían dicho nada aparte de "no los pongas nunca" o "si los pones, usa las mamparas".

      Ah, sí, las técnicas arcaicas... a nosotros lo único que nos termiaba interesando de ese asunto es si iba o no a entrar en el examen.

      ¡Gracias! Intentaré hacer más en un futuro.

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    2. Que extraño, a nosotros lo del UV nos lo explicaron casi inmediatamente.

      Buen post y buen blog.

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    3. Supongo que también depende de la persona. Pero a mí, de 5 profesores diferentes que nos explicaron el funcionamiento de la campana, ninguno fue capaz.

      Gracias, me alegra que te guste.

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