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Cambio en criterio de los juegos flash del mes.
16/03/2024

Tenía una vieja norma de no reseñar juegos flash de varias partes en mis entradas de juegos flash del mes.

Pero en vista que eso me ha llevado a que varios juegos flash que me encantan aun no han sido reseñados en todos estos años y falta de recámara, voy a abolir esa norma comenzando con este mes.


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lunes, 31 de agosto de 2015

Juego Flash del Mes: THERE IS NO GAME (PC y móvil)

THERE IS NO GAME es un no-juego (como se empeña en llamarlo el autor) que encontré en Newgrounds un día que estaba revisando los últimos juegos que habían salido de Point-and-Click.

La pantalla de título... más o menos.

Ok. ¿Y qué es lo que tenemos que hacer aquí? Bueno, básicamente es NO hacer nada. NO tocar el título. O mejor aun, NO tocar nada.

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Supongo que ya habréis adivinado que nos saltaremos todas las prohibiciones y/o reglas por la torera.

THERE IS NO GAME se trata de una aventurilla corta, muy al estilo del ya añejo "no pulses el botón rojo", en la que iremos pinchando en diferentes partes de la pantalla mientras pasamos por diferentes tipos de situaciones y, ya de paso, cabreamos a una voz sin nombre y a la que yo simplemente voy a llamar narrador. Aunque de "narrador" en sentido estricto de la palabra tenga poco, pero bueno. De alguna forma me tenía que referir a él, y "voz sin nombre" era un poco largo.

Un premio por mi originalidad a la hora de dar nombres.

La historia, bueno, creo que puedo decir perfectamente que tampoco es que tenga mucha. Lo realmente bueno aquí es el narrador, sus diálogos, ocurrencias, y el hecho de que (casi) siempre hablará desde una perspectiva de al otro lado de la pantalla, es decir, como parte del programa, y siendo plenamente consciente de lo que es. Por lo que sí, estará continuamente rompiendo la 4ª pared.

Como por ejemplo.

La dificultad, bueno, digamos que es escasa. Si bien hay elementos de relacionar como en cualquier point-and-click que se precie, solo hay uno en el que me quedé atascada un rato, el del ir a recuperar la llave. En todos los demás, en seguida se cae en la cuenta.



Los gráficos son en estilo "pixel art", muy usados en muchos juegos flash. No se llevará el GOTY por ellos, pero bueno, suplen. Por lo menos no habrá que estar adivinando qué es esto o qué es lo otro.



La música estará ausente la mayor parte del no-juego, salvo en ciertas partes críticas. Sin embargo, no es recomendable quitar el sonido, ni mucho menos. Digamos que la voz del narrador merece la pena ser escuchada.

Digamos que no le gusta que le silencien.

Por último, tenemos la opción de elegir entre subtítulos en inglés o en francés. El audio siempre estará en inglés.

En resumen, THERE IS NO GAME es una excelente opción si quieres tienes cinco minutos libres y ganas de probar un juego (o un no-juego) diferente. Totalmente recomendable. En serio, merece la pena, aunque el género no te atraiga.

Como siempre, los links para jugarlo:

En Newgrounds

En Minijuegos

En Scirra

jueves, 13 de agosto de 2015

La conspiración de los refrescos

¿A quién no le ha pasado antes? Estar sediento, por el calor de 35º de media, por la caminata que te has pegado del centro a la periferia a ver si lograbas encontrar lo que buscabas, la carrera para lograr pillar el metro o autobús de turno y no tener que malgastar 10 minutos de tu vida inútilmente en la espera del siguiente, o simplemente porque llevas desde las 8 sin meterle ningún tipo de líquido al cuerpo y ahora son las 3. Pensar en cómo poder refrigerante por dentro. Pensar en tomarte algo bien fresquito. Pensar en un refresco, así, recién salido de la nevera o cámara frigorífica, bien fresquito, para calmar la sed...




Mmmmm qué ricos...

Bueno, en ese momento, ¡está decido! Te diriges al bar, puesto de calle o chino más cercano a reclamar tu preciado refresco por el módico precio arbitrario de entre 1 y 2 euros y medio (según el gusto del dueño).

Coges el refresco, lo abres, y empiezas a beberlo, esperando calmar la sed. Uno, dos, tres tragos y parece que ya está hecho. Pero a los 2 minutos como mucho, otra vez viene esa odiosa sensación a atormentarte. Bueno, un trago más. Y vuelve a pasar lo mismo. Venga, otro trago. Y otro más. Y te vuelve a rascar la garganta la sed. O, bueno, otro par de tragos. Pero regresa al minuto. *Sigh*, está bien, otro más. Parece que estabas más deshidratado de lo que pensabas. Otro más. Vuelve la sed. Otro m... ¡¿A DÓNDE COÑO SE HA IDO MI REFRESCO?!

Se marchó volando, como esta palomita.

Pues eso, que se ha acabado. Y tú con la misma sed que antes. Solo que con 3 diferencias: en tu monedero faltan las monedas justas del precio del refresco, tienes el sabor del mismo impregnando toda tu boca, y estás dudando entre si dejarlo estar y pasar sed, o pillarte otro.

Antes de que la sed realmente acabe contigo...

Comprarte otro puede parecer la opción más tentadora, si no fuera porque como a (casi) cualquier hijo de vecino, cuándo uno lleva más de 2 refrescos de seguido, está más que saturado de tanto producto y tanto azúcar aguado. Y si ese fuera el único problema, todavía valdría, pero es que no: por la sed no te enterarás (ya que se mantiene) pero por las ganas de mear, sí que sabrás cuánto te has pasado bebiendo.

Así, que tus colegas no se den cuenta de tu precaria situación.

Y ahora tienes 2 opciones, entre las que tienes que elegir rápido mientras bailas el casachó en un intento desesperado de montar el gran lago en el mismo sitio en el que te encuentres. Una es entrar a un lugar con baño (un bar, un mercado, tu casa, la casa del amigo, la de la vecina del quinto, ¡todo vale en un apuro!), o soltar la carga en todo el suelo. La segunda opción, la de los cerdos y los marranos, es la favorita de muchos tíos, ya que claro, como solo hay que sacar el miembro, con ocultarse un poco detrás de un arbusto o una farola, o incluso simplemente ponerse de espaldas ya les vale. Que sí, que les estará viento todo el mundo y dios mundo, pero a ellos les da igual, se creen bien ocultaditos a las miradas del público.

Tú tranquilo,
que no se te ve nada, pero nada-nada

Más problemas los tienen las tías, por el hecho de que tienen que dejar todo el culo al aire para evacuar, y todo eso. A no ser que estemos hablando de una pasada de rosca a la que todo le da igual, intentará buscar un lugar mucho más oculto de miradas indiscretas, para evitar miradas, palabras, silbidos, y algún que otro vídeo a Youtube o foto a Cuánto Cabrón como extra, algo que puede pasar con un 50% de probabilidades, según las últimas estadísticas.

Tú solo cambia a la leona por un menda con móvil a punto.

Sin embargo, como tengas la regla, mejor que la segunda opción ni la intentes. No solo porque se da todavía más espectáculo y lo dejas todo todavía más pringando, sino porque además el riesgo de acabar en las redes se multiplica. En ese momento, depende única y exclusivamente de la probabilidad de que aparezca alguien que no tenga el móvil sin una gota de batería, y que además no le de corte sacarte el vídeo/la foto mientras tú le estás mirando fijamente.

Y mientras dejas el suelo así de mono.

Y todo esto, por supuesto, con una sed de caballo, no nos olvidemos de la premisa inicial y principal. Con una sed de caballo, aun habiendo tragado más líquido que una alcantarilla limpia un día de mucha lluvia.

¿Y cómo es posible esto? se preguntarán muchos.

Muy sencillo, por el mismo motivo que el agua de mar no quita tampoco la sed: la relación entre soluto y disolvente es demasiado alta, lo que significa que hay demasiado soluto disuelto en el líquido, con lo cual la concentración de solutos en la sangre se mantiene. Para los dummies: tiene demasiado azúcar.

A Azúcar le gusta esto.
No, tranquilos, no espero que nadie pille la referencia, pero bueno.
Me hacía ilusión.

Vale, ok, ¿y por qué las empresas querrían hacer una bebida refrescante que, en vez de quitarte la sed, te la diera? ¿Qué ganan con eso?

Bueno, ahí... creo que te puede responder perfectamente tu monedero. ¿Cuántos refrescos pueden caer de esa forma en una tarde cuándo solo debería haber caído uno? ¿Dos? ¿Tres, cuatro quizá?


Tras toda esta aventura, decides probar aquello que habías dejado como opción descartada, cómo último término, como la elección a la desesperada, aquella de "solo hacer si todo lo anterior falla".

Y ese es el momento en que te acercas a una máquina expendedora, un chino, un bar o lo que te pille más cerca, y pides una botella de agua pequeña. La abres, empiezas a beber y... media botella, y la sed ha desaparecido. Y pasa un minuto, y no vuelve. Y pasan 5, y tampoco. Al final, la opción más rápida y más barata resultó ser esa que habías dejado apartada porque ¡el agua, por favor! ¡Qué insulsa! ¡Eso, para los animales! (Como si nosotros no lo fuéramos). Y, al final ¿qué? ¿Qué es lo que te ha quitado esa sed que incluso hacía que te entrasen ganas de roer las piedras a ver si se desvanecía?

Cómo te crees que te ves.

Para salir de juerga, de bares, o de lo que se quiera, todo lo demás está genial. Ahora bien, para matar la sed, el agua corriente es medalla de platino.

¡AGUA, HE DICHO AGUA, NO WHISKEI!
¡DEJA DE CORROMPERME AL PÚBLICO!

¿Entendéis ahora por qué cada vez se ven menos fuentes funcionales por las ciudades?

viernes, 7 de agosto de 2015

Botanicula (PC)

Botanicula es, hasta la fecha, el último juego desarrollado por Amanita Design, autores también de los juegos point-and-click de Machinarium o Samorost. En este juego tipo controlaremos a un grupo de 5 criaturas (exactamente, 4 semillas y una seta), que intentan salvar la última semilla del árbol en que viven de unos seres negros de largas patas que están arrasando con la vida de todo lo que se les pone por delante.

No sabéis lo que ha costado encontrar una imagen completa del título.